Miel líquida, miel cristalizada, miel dura y otros grandes desconocidos…

Tenía ganas de escribir lo que les cuento a todos los que me dicen: “¡Oye!, la miel está dura, ya no está líquida, ¿que hago?”. Bueno, ni que decir tiene que la cristalización de la miel lejos de ser un “trauma” es un simple cambio de estado que garantiza a quién la come que es un producto natural y artesanal, por tanto, no industrial ni recalentado, me explico…
Este es un momento del año ideal para acercarse a cualquier tienda y comprobar qué productores son artesanales y cuáles calientan su miel. Estamos en primavera por lo tanto toda la miel asturiana que se comercializa es la que los apicultores sacaron entre los pasados meses de Junio y Octubre, por ello TODA DEBERÍA ESTAR CRISTALIZADA.
Toda la miel, independientemente de dónde sea cristalizará por su propia naturaleza, adquiriendo un aspecto arenoso o granulado. Unas mieles cristalizan más rápido que otras, asi la miel de castaño por tener más glucosa cristaliza antes que la de milflores que tiene un contenido más alto en fructosa. Si tenemos nuestro tarro de miel en un lugar con una temperatura más baja cristalizará mucho antes.
¿En qué afecta la cristalización a la miel? Pierde intensidad de color, volviendose más clara, pero no pierde ninguna de sus propiedades mientras no la calentemos, para ello y si queremos que vuelva a estar líquida tenemos que acercarla a una fuente de calor no poniéndola a más de 35-40ºC y calentando sólo aquello que nos vayamos a comer.
¿Porqué algunas mieles nunca cristalizan? Porque están calentadas a 71ºC para que nunca pierdan su estado líquido. En Outurelos jamás hacemos algo así porque no tendría sentido alguno trabajar durante todo el año para dar la máxima calidad posible y calentar nuestra propia miel destruyendo así las vitaminas B y C, las proteínas, levaduras, alcoholes y ácidos de la miel (que son las que nos aportan las propiedades beneficiosas), ya que llegado a esa temperatura se calcinan.
